Hoy, cuando el autobús en que viajaba se detuvo, vi por la ventanilla un hombre joven que me miraba con lascivia e interés intelectual. Me angustió y lo miré colérica pero lo miré de nuevo y allí estaba mirándome. Cuando el autobús se puso en marcha asistí asombrada a la apertura de mi rostro que le sonreía hermosamente. Pero cuando no lo vi más me subió el llanto y me dije: <
Pizarnik, Alejandra. 2003 (primera ed.). Diarios. Barcelona: Lumen. Pág. 194.
Hermoso... porque todos alguna vez hemos perdido posibles paraísos
ResponderBorrarGracias por tu visita y por el comentario que has dejado en mi espacio, ya tuyo, y por la invitación a recorrer este homenaje vivo a una de las grandes poetas del Siglo XX.
ResponderBorrarSaludos...
O sea que no somos los hombres los únicos que lamentamos que los paraísos se marchen sin decirles hola... Muy revelador. Ya veo por qué tu pasión por la Pizarnik. Gracias por compartirla en este espacio, Maga.
ResponderBorrarHermoso este fragmento del diario, hermoso tu Blog Maga, hermoso el homenaje... Me voy a seguir con mi revolución y mis murales, pero me voy con el corazón lleno de nuevo. =) Gracias desconocida Amiga.
ResponderBorrarGrone De Luca