28.10.06

Poema de Manucho

Como el buzo en su escafandra
y el maniático en su tic

me refugio en ti Alejandra
Pizarnik.

¡Oh, tú, ligera balandra,
oh literario pic-nic,

con tu aire de salamandra
modelada por Lalique!
¡Oh Alejandra,

oh mi Casandra

chic!


Manucho

Nota: poema recitado la noche de la presentación del libro Los trabajos y las noches de Alejandra Pizarnik.

27.10.06

Carta a Ana Mª Barrenechea

Querida Anita:

Estoy en un café pensando en vos y en Susana. Como no tengo el carnet de direcciones te envío cartas para las dos. Te ruego hacérsela llegar a Susana.
Te rememoramos siempre con los Cortázar y los Octavio Paz. Me gutaría saber cómo van tus cosas (seguro que muy bien).
Yo ando mejor que nunca. Escribo, publico en las revistas de aquí y -lamentablemente- trabajo en sitios infames para ganarme el duro pan de cada noche.
A pesar de los amigos de aquí las extraño mucho a vos y a Susana. De allí que les escriba estas apresuradas líneas -sin mi estilo genial pues está por comenzar la función cinematográfica.
Te escribiré después y te contaré muchas cosas.
Un abrazo de tu amiguita
Alejandra

9, rue de Luynes
Paris 7é

Nota: Atención de Ana María Barrenechea en: Haydu, Susana. 1996. Alejandra Pizarnik. Evolución de un lenguaje poético. EE.UU.: INTERAMER Serie Cultural: pág. 145

23.10.06

Diario: 26 enero 1960

26 de enero

Hoy, cuando el autobús en que viajaba se detuvo, vi por la ventanilla un hombre joven que me miraba con lascivia e interés intelectual. Me angustió y lo miré colérica pero lo miré de nuevo y allí estaba mirándome. Cuando el autobús se puso en marcha asistí asombrada a la apertura de mi rostro que le sonreía hermosamente. Pero cuando no lo vi más me subió el llanto y me dije: <Otro paraíso perdido>.

Pizarnik, Alejandra. 2003 (primera ed.). Diarios. Barcelona: Lumen. Pág. 194.

22.10.06

Familia Pizarnik Bromiker

















Ésta es la familia Pizarnik Bromiker. Rosa, la madre, sostiene en sus regazos
a una pequeña Alejandra. Mientras, Elías, el padre, carga a Myriam,
la hermana mayor de Alejandra.

21.10.06

La verdad de esta vieja pared


que es frío es verde que también se mueve
llama jadea grazna es halo es hielo
hilos vibran tiemblan
hilos
es verde estoy muriendo
es muro es mero muro es mudo mira muere


***
Texto: Alejandra Pizarnik. Poesía completa (Lumen).
Imagen: Sonido antiguo de Paul Klee.

16.10.06

Niña en jardín


                            A Daniela Haman

Un claro en un jardín oscuro o un pequeño espacio de luz entre hojas negras. Allí estoy yo, dueña de mis cuatro años, señora de los pájaros celestes y de los pájaros rojos. Al más hermoso le digo:
- Te voy a regalar a no sé quién.
- ¿Cómo sabes que le gustaré? -dice.
- Voy a regalarte –digo.
- Nunca tendrás a quien regalar un pájaro –dice el pájaro.

1966


***
Texto: Prosa Completa. Barcelona: Editorial Lumen. 
Imagen: fotograma de la película Sleepy Hollow.

14.10.06

Alejandra, la cocinera



Alejandra podía irradiar, hasta un nivel inigualable, una atmósfera mágica donde las disonancias y esa especie de despiste general que la caracterizaban adquirían una comicidad maravillosa.

Antes hablé de unos ravioles, pero no fue ésa la noche de su protagonismo, sino una en que había otra gente y Alejandra llamó por teléfono a un amigo -buenísimo y que la quería mucho- para contarle que estaba cocinando -¡acontecimiento nacional!-, pero que no sabía cómo hacer los ravioles. Él le explicó que tenía que poner el agua, la sal y, cuando hirviera, echar los ravioles.

- ¿Pero cuándo están?

- Cuando empiecen a flotar.

Alejandra le dio infinidad de gracias y colgó. Al rato, tras seguir cuidadosamente las instrucciones, los ravioles empezaron a flotar y Alejandra lo llamó de nuevo anunciándole: "Ya flotan, ¿ahora qué tengo que hacer?". "Pinchálos (sic.) con un tenedor para ver si la masa está cocinada. "Pero no -respondió horrorizada- si parecen pancitas de bebés, ¿cómo los voy a pinchar?"


***
Imagen: caricatura de Pizarnik por El Tomi, tomada de la página Telam.
Texto: Alejandra Pizarnik de Cristina Piña. Buenos Aires: Planeta: pág: 190.

13.10.06

Fragmentos para dominar el silencio


I

Las fuerzas del lenguaje son las damas solitarias, desoladas, que cantan a través de mi voz que escucho a lo lejos. Y lejos, e la negra arena, yace una niña densa de música ancestral. ¿Dónde la verdadera muerte? He querido iluminarme a la luz de mi falta de luz. Los ramos se mueren en la memoria. La yacente anida en mí con su máscara de loba. La que no pudo más e imploró llamas y ardimos.
II

Cuando a la casa del lenguaje se le vuela el tejado y las palabras no guarecen, yo hablo.
Las damas de rojo se extraviaron dentro de sus máscaras aunque regresarán para sollozar entre flores.
No es muda la muerte. Escucho el canto de los enlutados sellar las hendiduras del silencio. Escucho tu dulcísimo llanto florecer mi silencio gris.

III

La muerte ha restituido al silencio su prestigio hechizante. Y yo no diré mi poema y yo he de decirlo. Aun si el poema (aquí, ahora) no tiene sentido, no tiene destino.


***
Imagen: pintura de Leonora Carrington, encontrada en el blog de Eva Rodríguez.
Texto: Alejandra Pizarnik. Poesía completa (Lumen).

11.10.06

Sólo un nombre


Sólo un nombre

alejandra alejandra
debajo estoy yo
alejandra


***
Imagen: Alejandra Pizarnik. A profile de Frank Graziano. 
Texto: La última inocencia (1956).

8.10.06

Alejandra Pizarnik: firma

El despertar



          A León Ostrov

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aúlla a la muerte
y sonríe detrás del viento
a mis delirios

Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo

Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos

Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre

Es el desastre
Es la hora del vacío no vacío
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oír a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada

Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada

Señor
He consumado mi vida en un instante
La última inocencia estalló
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue

¿Cómo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperaría
con las luces encendidas?

¿Cómo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?

El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual

Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde

Señor
Arroja los féretros de mi sangre

Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morían en mis manos
porque la danza salvaje de la alegría
les destruía el corazón

Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas

Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo


***
Texto: Las aventuras perdidas (1958).
Imagen: tomada de Alejandra Pizarnik. Una biografía de Cristina Piña.