11.1.12

La condesa sangrienta: Muerte por agua


3
MUERTE POR AGUA



                                    Está parado. Y está de modo tan
                                    absoluto y definitivo como si estuviese
                                    sentado.
                                    W. GOMBROWICZ
                                                                                    
El camino está nevado, y la sombría dama arrebujada en sus pieles dentro de la carroza se hastía. De repente formula el nombre de alguna muchacha de su séquito. Traen a la nombrada: la condesa la muerde frenética y le clava agujas. Poco después el cortejo abandona en la nieve a una joven herida y continúa viaje. Pero como vuelve a detenerse, la niña herida huye, es perseguida, apresada y reintroducida en la carroza, que prosigue andando aun cuando vuelve a detenerse pues la condesa acaba de pedir agua helada. Ahora la muchacha está desnuda y parada en la nieve. Es de noche. La rodea un círculo de antorchas sostenidas por lacayos impasibles. Vierten el agua sobre su cuerpo y el agua se vuelve hielo. (La condesa contempla desde el interior de la carroza). Hay un leve gesto final de la muchacha por acercarse más a las antorchas, de donde emana el único calor. Le arrojan más agua y ya se queda, para siempre de pie, erguida, muerta.


***
Imagen: ilustración del capítulo 3 de La Condesa Sangrienta de Alejandra Pizarnik, dibujada por el artista Santiago Caruso para la edición de Libros El Zorro Rojo.
Texto: La condesa sangrienta.

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