30.5.16

Creo que me sentía dichosa en sus brazos, en su abrazo...



21 de agosto. Extraño encuentro con E. D. en la Galerie Iris Clart. Apenas recordaba su rostro fabulosamente bello. Vino a mi cuarto y en la mitad de su descripción de un lugar de Egipto se desnudó. Le dije que no quería hacer el amor pero me dijo que se desnudaba para mayor comodidad y bienestar en nuestra tan agradable conversación. A las dos de la mañana se metió en la cama. Me negué. Dijo que podíamos dormir en perfecta postura fraternal. Así fue. Junto a E., debajo de E., sobre E., pero nunca culminar. Creo que me sentía dichosa en sus brazos, en su abrazo. Mais tu es un enfant, dijo varias veces. Su rostro tan bello, tan misterioso. Había en mí una excitación confusa, difusa. Este encuentro de dos cuerpos, tan leve, tan sutil, y no obstante pocas veces me sentí menos separada que durante esas horas. Quise hablarle de B. pero tuve miedo de que se pusiera triste. E. me recordó que existe otro sentimiento que el de un amor obsesivo.

1962 (París).


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28 de ag[osto]. Su rostro tan bello parecía soñado. En la mitad de una descripción de Alejandría se desnudó. Dije que no quería hacer el amor. Sonrió, dijo que podíamos dormir en perfecta unión fraternal. Así fue. Creo que me sentía dichosa. Mais tu es un enfant, decía. Su rostro tan bello. Mis deseos confusos, difusos. Noche de amor demasiado sutil, y no obstante, nunca me sentí menos separada del universo.

Apéndice VI, 1962



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Textos: diarios de Alejandra Pizarnik (nueva edición, Lumen).

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