1.12.06

La conciencia del fuego...


La conciencia del fuego apagó la de la tierra. Mi visión del mundo se resuelve en un adiós dudoso, en un prometedor nunca.
Culpa por haberme ilusionado con el presunto poder del lenguaje.
Todo es un interior. Por tanto, el poema es incapaz de aludir hasta a las sombras más visibles y menos traidoras.
Hablar es comentar lo que place o disgusta. Lenguaje visceral constatador de los fantasmas de las apariencias.
Escribir no es más lo mío. Con sólo nombrar alcoholes temibles, yo me embriagaba. Ahora –lo peor es ahora, no el miedo a un desastre futuro sino la de algún modo voluptuosa constatación del presente infuso de presencias desmoronadas y hostiles. Ya no es eficaz para mí el lenguaje que heredé de unos extraños. Tan extranjera, tan sin patria, sin lengua natal. Los que decían: "y era nuestra herencia una red de agujeros", hablaban, al menos, en plural. Yo hablo desde mí, si bien mi herida no dejará de coincidir con la de alguna otra supliciada que algún día me leerá con fervor por haber logrado, yo, decir que no puedo decir nada.

8 de agosto de 1971

Nota (imagen): La Muse, óleo de Picasso.

Nota (texto): Pizarnik, Alejandra. Prosa completa. Barcelona: Lumen.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

"Yo hablo desde mí, si bien mi herida no dejará de coincidir con la de alguna otra supliciada que algún día me leerá con fervor por haber logrado, yo, decir que no puedo decir nada."
Así de grande es el poder de Alejandra sobre las palabras. Imposible describir la sensación que me queda después de leerla.
Tu lugar es un tesoro escondido, gracias por dejarmelo disfrutar!

Besos enormes!

Laura dijo...

Siempre serás más que bienvenida, sublime diosa griega: Artemis.

Un abrazo,

La Maga

Anónimo dijo...

el poema es incapaz de aludir hasta a las sombras más visibles y menos traidoras...
tal vez la época mas desconfiada o desconsolada, de nuestra amada alejandrita (diria cortázar)y sin embargo supo muy bien iluminar desde sus letras.
hubo momentos en los que ni la prosa llenaban su vacío, pero la fuerza mutaba desde su propia necesidad; rememorar toda su vida es algo apasionante.
gracias por tu espacio!
saludos!

Laura dijo...

Coincido, nuevamente, con vos. Es la terrible ambigüedad del lenguaje. Y quien se esconde en el lenguaje, ya sea por miedo o por amor, paga caro la alcabala. "El poema es espacio y hiere", decía el "bichito" de Cortázar.

Indudablemente amorosa-cariñosa la relación entre ese par de cronopios: Alejandra y Cortázar. Pronto subiré el poema de Julio C. a Alejandra.

Un abrazo, Persio,

La Maga

ángel dijo...

Gracias por alimentar esta hoguera ante la viva memoria de una poeta de excepción.