7.10.14

El fuego y el semen encienden...



Martes, 4 de diciembre [1961]

[...]

La mano toma el vaso. Lo lleva a la boca. La boca traga agua. Hay bocas que tragan fuego. Otras, aire. Otras --muy pocas a causa de los prejuicios que aún sobrenadan-- semen. El agua apaga. El fuego y el semen encienden. A veces se traga vino: ello apaga y enciende. Pero el ruido de dos autos chocando agudiza el presentimiento de la muerte. Habrá tres o cuatro cadáveres, algunos intestinos en carnicería de exhibición, un dedo allí, otro falo aquí. Lo llaman accidente. También se tose. La sangre es más avara de lo que cree cuando se trata de toser. Tos prolongada por estertores y náuseas. No es un sonido desagradable. Pero es el de un hueso rompiéndose. Más desagradable es el dolor del útero, por ejemplo, a causa del temor a constatar su existencia haciendo uso del dedo índice. El dedo, allí, parece prolongarse, exactamente como un falo. Tocar lo húmedo blanco que duele agudamente no es alentador sino todo lo contrario.Es allí en donde el famoso verso de Esteban Mallarmé y su famoso hélas final cobra su sentido más hondo y oculto. De allí que una mujer sin útero sea, a veces, más feliz que un hombre sin falo. Porque si el falo duele se lo puede vendar como a un dedo y se puede afirmar que un falo vendado no es una desgracia. También son desagradables la comezón y el prurito anal. Lejos de la ninfomanía, la comezón y el prurito anal sugieren insectos al que las padece. Sería necesario poseer más de cien dedos para que el afligido por este mal halle calma y vuelva a sus cabales. Ni un pianista virtuoso surte satisfactoriamente las exigencias de su cuerpo si sólo posee diez dedos --los de los pies no son tenidos en cuenta pues su función consiste en mantener despierto el sentimiento de culpa de su posesor por no lavarlos a menudo--. Y a estos dedos nunca se los lava bastante: aun lo raros especímenes que los cepillan cada día han confesado sentirlos sucios (en el subconsciente).

Por eso hay que beber agua. El agua apaga. Pero no el fuego.

[...]



***
Texto: fragmento tomado de los Diarios de Alejandra Pizarnik (Lumen).
Imagen: tomada de la película Nymph()maniac de Lars von Trier.

7 comentarios:

Ico dijo...

Magnífico

Rita Turza dijo...

Alejandra es tan necesaria como el aire.

Son necesarios poetas con su sensibilidad.

Gracias por este maravilloso blog con su legado.

Abrazos.

Ícaro dijo...

Y ardamos.

Y callemos.

Y campanas.

Neruda, sabía como apagar el fuego del agua.

Y bebamos.

Y saciemos.

Y anidemos.

Cual Ícaro insurrecto, nos dan la lengua... y nos quitan la sed.

Javier López-Gomis dijo...

No dejará nunca de sorprenderme la bella Alejandra. Qué lucidez...

Margarita dijo...

Excelente modo de traer a nuestra vida a la imprescindible Alejandra. Felicidades.

EVAN dijo...

ALUCINANTE.

sobre todo, leído tras el desayuno. con calcetines de 21 km. corridos.

Claudio La Torre dijo...

Un párrafo de una Alejandra visceral y sanguínea sin por ello perder su vena poética !